Aníbal Núñez. Alzado de la ruina
Aníbal Núñez. Alzado de la ruina
Poesía hiperión. 1983
Niega aquí el mar hasta su nombre,
pero es inerte: el propio mar lo mueve.
Pestilente oleaje frente a los sicomoros.
No es el agua al batir lo que se pudre
(de la putrefacción sale la vida) bajo
la balaustrada corroída…
Esta es la escena del pasado muerto
Roto el jarrón, despedazada toda
la tersa superficie de la arena de conchas.
Hubo rubor tras de las verjas,
dolor al levantarlas. Nada
sino el solar perdido de una estúpida lucha,
una vida voraz: queda la líquida
esfinge de estupor llegando a otra
esfinge derrotada…
Ganado está el lugar para la útil
vivienda: cubrirá una espeso olvido
esta imagen difícil, la inestable
belleza de la culpa…
Une la yedra lo que abate el viento,
alguien habita aún sordo a la cierta
tragedia y toma un bote en el desierto muelle
y va a pescar: se hace
una ola azul, cinta esporádica
que engalana la luz envenenada.
Rompiera el océano contra el seto,
La muralla barriera: a flote algas
y mobiliario. Nadie vuelva
a implantar su poder en esta costa
a profanar con pólvora la brisa.
Irá en tanto despacio la mirada
recorriendo el paseo que perforan los coches,
el jardín, la gravilla sepultada, las torres
donde ya no hay silencia –hay una densa
niebla de ruido- La desvencijada
contraventana gira, en banderola,
saludo desde un barco que hace agua
en su propia sentina para este
póstumo paseante por la ciudad ajena.
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