Conversaciones con Hergé. Numa Sadoul
Conversaciones con Hergé. Numa Sadoul
Editorial Juventud
Primera Edición, 1986
84-261-2168-3
En 1986, la editorial Juventud publicó en España uno de los primeros acercamientos a Hergé y su principal obra: Tintín. El libro está confeccionado como una extensa entrevista en la que el autor rememora junto al dibujante belga su vida como historietista y creador de algunos de los más recordados personajes de la producción franco-belga.
Un texto de la entrevista:
Se ha dicho y repetido muchas veces que usted era racista. Éste es el momento de puntualizar las cosas; ¿qué tiene usted que alegar en su defensa? ¿Qué contesta cuando le tratan de racista?
Contesto que todas las opiniones son libres, incluso la de pretender que yo soy racista. Pero, bueno, ¡adelante! Ha habido Tintín en el Congo, lo reconozco. Era en 1930. Yo no conocía de ese país más que lo que la gente contaba en aquella época: “Los negros son unos niños grandes… Tienen suerte de que nosotros estemos allá”, etc. Y yo dibujé a esos africanos con esos criterios, con el más puro paternalismo, que era el de la época en Bélgica. Por el contrario, más tarde, en Stock de coque – e incluso si se habla en “negrito”- me parece que Tintín da prueba de su antirracismo, ¿no es cierto?…
Es como con los gitanos de Las joyas. La actitud de Tintín y la del capitán Haddock son idénticas, toman su defensa en contra de todos los prejuicios. Únicamente en Stock de coque, viendo a los negros destinados a la esclavitud y a unos árabes negreros, hago también racismo, ¡pero contra los árabes esta vez! ¡No se terminará nunca!… Para el Congo, al igual como para Tintín en el país de los soviets, ocurrió que yo estaba imbuido de los prejuicios del ambiente burgués en el cual vivía. De hecho, los Soviets y el Congo han sido unos pecados de juventud. No es que yo reniege de ellos. Pero, en fin, si tuviese que volverlos a hacer, estoy seguro de que los haría completamente diferentes. Además, de todos modos ¡misericordia para los pecados!.. .Y observe que ya en Tintín en America yo evidenciaba el poder blanco, la finanza blanca explotando a los indios. Para un “racista”, ¡me parece que yo no ocultaba mis simpatías! ¿Y mis chinos de El loto Azul? Recuerde las vilezas que los blancos les hacían sufrir… No intento excusarme; confieso que mis libros de juventud eran típicos de la mentalidad burguesa belga de entonces: ¡eran unos libros “belgacanes”!…